Consiste en la aplicación de una corriente galvánica a través de una aguja no canulada directamente en el foco de la lesión que produce hidróxido de sodio (NaOH) en la materia orgánica, este creará una sustancia destructiva, creando una respuesta inflamatoria para su reparación. Las modificaciones en la estructura y en el comportamiento mecanobiológico del tejido blando son inmediatas y en tiempo real.

La efectividad es alta respecto a los tratamientos convencionales de fisioterapia. La frecuencia de recaídas es baja. Habitualmente se realiza de 1 a 3 sesiones, separadas con un mínimo de 7 días. El número de sesiones dependerá de la extensión de la lesión y la cronicidad de la misma. La técnica se realiza con guía ecográfica a tiempo real. El principal objetivo es reparar el tejido afectado, poniendo en marcha un nuevo proceso de proliferación del tejido de colágeno desestructurado. Tiene unos resultados muy beneficiosos en roturas musculares y tendinopatias.