La lumbalgia supone el segundo motivo, tras el resfriado común, de consulta al médico de atención primaria generando más de 2 millones de consultas anuales.
¿En qué consiste la lumbalgia?
El dolor lumbar se define como “aquel dolor localizado entre el límite inferior de las costillas y el límite inferior de las nalgas, cuya intensidad varía en función de las posturas y de la actividad física». Es un dolor generalmente de carácter mecánico que suele acompañarse de limitación dolorosa del movimiento y puede asociarse o no a dolor referido o irradiado.
En la actualidad, no existe una clasificación específica de la lumbalgia. Su pronóstico es variable dependiendo de varios factores:
- Tiempo de evolución. Dependiendo de la duración de los síntomas, pueden establecerse tres categorías posibles:
– Aguda: dolor de menos de 6 semanas
– Subaguda: dolor de 6-12 semanas. En este tipo, debemos tener presente los factores de probable cronificación del proceso: clínicos (duración mayor a un mes), psicosociales (estrés) o laborales (incapacidad laboral transitoria prolongada)
– Crónica: más de 12 semanas con dolor.
- Número de episodios. ¿Cuántas veces la has padecido? No todos los casos evolucionan hacia una cronicidad; sin embargo, después de un año desde un episodio de lumbalgia aguda, uno de cada cinco pacientes evoluciona hacia dolor crónico.
- Origen. Según su etiología, la lumbalgia se puede clasificar de acuerdo a los siguientes orígenes:
-traumatológico (en caso de golpe, caída)
-mecánico (se relaciona con malas posturas, la realización de esfuerzos importantes o moderados en nuestra actividad, sobrecarga, etc.)
-inespecífico ( incluye todos los casos en los que no se conoce la causa específica que provoca el dolor o, incluso, combinación de varios factores)
-inflamatorio (se relaciona con enfermedades con base autoinmune y con antecedentes familiares)
¿Qué medidas de tratamiento general podemos adoptar?
- Reposo/actividad
El reposo relativo sólo se debe indicar en las primeras 48 horas si el dolor es invalidante. Hay evidencia científica suficiente de que el reposo prolongado no mejora el pronóstico, sino que favorece la pérdida de la forma física.
Por otro lado, hay evidencia de que la actividad contribuye a la disminución de los síntomas y a que no se cronifique la lumbalgia.
- Educación
Incluir la información sobre el proceso y de su habitual evolución hacia la resolución en un corto período de tiempo (el 90% se resuelven espontáneamente en 4 semanas) es fundamental para facilitar la actividad, desdramatizar la situación y ayudar a agilizar la recuperación.
Añade pautas de rutinas y hábitos que favorezcan el buen pronóstico de la lesión como, por ejemplo, el control de cargas, ejercicio terapéutico marcado por un fisioterapeuta e higiene postural.
- Supresión de los factores de riesgo y modificación de la actividad
Evita temporalmente actividades que conlleven sobrecarga mecánica del raquis lumbar. Asimismo, se recomienda llevar una vida activa, teniendo en cuenta el estado de salud global, las demandas del puesto de trabajo o de tu actividad diaria.
Además, en Physio Consulting podemos ayudarte a mejorar esta patología con punción seca y terapia manual, Indiba ® y Pilates terapéutico. No dudes en consultarnos tu caso: siempre es mejor prevenir y ponerte en manos de profesionales.
¡Te esperamos! 🙂